El problema de las mermas en productos lácteos representa una de las principales fuentes de pérdidas económicas en la industria alimentaria. Estas mermas pueden surgir en cualquier etapa de la cadena de suministro, pero es durante el almacenamiento donde se concentra una gran parte del riesgo. Un sistema de refrigeración bien implementado, con controles adecuados y procesos logísticos eficientes, puede marcar la diferencia entre mantener la calidad del producto o sufrir pérdidas irreversibles.
En este artículo, exploraremos cómo se generan las mermas en productos lácteos, cuáles son las condiciones ideales de almacenamiento y qué buenas prácticas pueden ayudar a reducirlas significativamente.
Factores que generan mermas en lácteos
Las mermas en productos lácteos pueden producirse por diversos factores, muchos de ellos prevenibles si se gestionan correctamente las condiciones de almacenaje y transporte. A continuación, se detallan los principales causantes:
Fluctuaciones de temperatura
Los productos lácteos son altamente sensibles a los cambios térmicos. Cualquier interrupción o variación en la cadena de frío puede propiciar el desarrollo de microorganismos y acelerar el proceso de descomposición.
- Apertura frecuente de cámaras refrigeradas sin control.
- Fallas en los sistemas de refrigeración.
- Transiciones entre zonas sin control térmico.
Manejo brusco durante la carga y descarga
El traslado inadecuado de los productos, ya sea al momento de ingresar al almacén o al salir hacia su destino, puede provocar roturas de envases, mezclas de productos o contaminación cruzada.
- Golpes o caídas de productos.
- Uso inadecuado de montacargas o herramientas manuales.
- Manipulación excesiva por personal no capacitado.
Almacenaje inadecuado
Un espacio de almacenaje con condiciones sanitarias deficientes o con mala organización puede aumentar significativamente las mermas.
- Superficies contaminadas o no desinfectadas correctamente.
- Exceso de humedad o ventilación insuficiente.
- Sobreexposición al aire o luz directa.
- Productos mal colocados que se deforman, aplastan o contaminan entre sí.
Condiciones ideales de almacenamiento para lácteos
Un sistema de almacenamiento refrigerado eficiente debe mantener de forma constante las condiciones ideales para cada tipo de producto lácteo. Aunque existen variaciones específicas según el tipo de lácteo (leche, quesos, yogurt, cremas, etc.), existen algunos lineamientos generales.
Temperatura constante entre 1 °C y 4 °C
Este rango de temperatura es ideal para preservar la calidad de la mayoría de productos lácteos refrigerados. Mantener esta temperatura sin fluctuaciones evita el crecimiento bacteriano y prolonga la vida últil del producto.
Ambientes limpios, con baja humedad y buena ventilación
El control higiénico es fundamental. Los lácteos pueden absorber olores y verse afectados por condiciones de exceso de humedad. Es importante que el aire circule de manera adecuada y que se mantengan niveles hídricos bajos en el ambiente.
Estantería adecuada
- Las repisas deben permitir el paso de aire para mantener una temperatura uniforme.
- No deben utilizarse materiales contaminantes o absorbentes.
- Debe evitarse el contacto directo del producto con el suelo o con otras mercancías que puedan provocar contaminación cruzada.
- La organización debe facilitar el acceso rápido a los productos más antiguos (sistema FIFO).
Buenas prácticas logísticas para reducir mermas
Una logística eficiente y coordinada es la base para minimizar las mermas en productos lácteos. A continuación se describen algunas de las prácticas más efectivas para lograrlo:
Recepción rápida y verificada de mercancía
Desde el momento en que los productos llegan al almacén refrigerado, se debe actuar con rapidez y precisión:
- Verificación de la temperatura al momento de la descarga.
- Revisión de condiciones del embalaje.
- Registro inmediato de ingreso y asignación de ubicación en el sistema.
Inventarios rotativos (FIFO)
Aplicar el principio de “primero en entrar, primero en salir” (FIFO) es esencial para evitar que los productos caduquen en almacén.
- Organizar las estanterías por fecha de ingreso.
- Utilizar sistemas digitales que alerten sobre fechas próximas de vencimiento.
- Implementar auditorías internas para garantizar la correcta aplicación del FIFO.
Inspecciones visuales periódicas
El personal logístico debe estar entrenado para identificar condiciones anormales en los productos o en el ambiente del almacén:
- Cambio de color o textura.
- Presencia de olores extraños.
- Daños en el empaque o acumulación de humedad.
Estas inspecciones permiten detectar problemas a tiempo antes de que se produzcan mermas significativas.
Tecnologías de apoyo
La tecnología se ha convertido en un gran aliado para reducir las mermas en productos lácteos dentro del sistema de almacenamiento refrigerado.
Monitoreo en tiempo real
El uso de sensores y sistemas de monitoreo continuo permite controlar la temperatura, humedad y otros factores críticos en tiempo real.
- Alertas automáticas ante desviaciones.
- Registros históricos para auditorías y cumplimiento normativo.
- Visualización remota de indicadores clave.
Alarmas de temperatura
Los sistemas deben contar con alarmas visuales y sonoras que se activen ante fallas en los equipos o aperturas prolongadas de puertas.
- Alarmas conectadas a sistemas de notificación vía SMS o correo electrónico.
- Capacidad de respuesta rápida ante incidencias.
Trazabilidad digital
Implementar software especializado permite registrar cada movimiento del producto desde su recepción hasta su salida:
- Registro de lotes y caducidades.
- Control de inventario en tiempo real.
- Historial de ubicación y condiciones ambientales.
Conclusión
Las mermas en productos lácteos pueden representar una amenaza significativa para la rentabilidad de las empresas, pero también para la salud del consumidor si no se gestionan adecuadamente. Por ello, es fundamental adoptar un enfoque preventivo, basado en buenas prácticas de almacenamiento refrigerado, tecnología de punta y capacitación constante del personal.
Desde la recepción de la mercancía hasta su despacho final, cada etapa del proceso logístico debe estar orientada a preservar la calidad e inocuidad del producto. La inversión en sistemas eficientes de refrigeración, control ambiental y gestión digital no solo reduce pérdidas, sino que fortalece la reputación de la empresa ante clientes y autoridades sanitarias.
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